Las estrellas son cuerpos opacos que emiten luz generada en ellas mismas. La temperatura de una estrella determina el color con el que nosotros la percibimos.
Los
colores que percibimos de una estrella dependen de la temperatura de su
superficie. A medida que la temperatura de la superficie aumenta de los 3.000
hasta los 30.000 grados Kelvin, el color de las estrellas se mueve desde el
rojo, pasando por el naranjo, el amarillo y el blanco, hasta llegar el azul.
Las
estrellas actúan como cuerpos negros que emiten radiación, y como la longitud de onda
máxima
y la energía total que emite un cuerpo negro se relacionan con su temperatura
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